Los ladrillos cerámicos gracias a sus propiedades físicas (ligereza, porosidad, buen aislamiento térmico), mecánicas (buena resistencia, tracción, perfecta adherencia al mortero) y químicas (durabilidad, inalterabilidad a agentes atmosféricos) permiten numerosas aplicaciones tanto en la construcción de muros de carga como en la tabiquería interior y cerramientos.